18 junio, 2006
"Ni Griego, ni Latín" En ello están.
Encontré esto en un foro de Clásicas (el título de este post es un vínculo para que visites). Creo que lo dice todo.
El profesor Adrados (muy conocido y respetado en este gremio de clásicos, un sabio aunque algunos no estemos del todo con él en algunas cosas) relata perfectamente la desaparición que estamos sufriendo los filólogos clásicos y sobre todo los futuros amantes de lo clásico que pudieran salir del bachillerato. Y la impotencia que sufrimos.
En España tenemos una rica tradición de estudiosos de lo clásico. Últimamente somo pocos, tal vez, pero no por ello deben darnos la estocada final. La burocracia es demasiado fría cuando se trata de asignaturas con profesores específicos a los que pagar para pocos alumnos. Es una inversión que no saben calibrar. Los profesores y otros investigadores actuales son pocos, pero muchos reconocidos internacionalmente.
Si nos quitan las asignaturas obligatorias de latín en el bachiller de letras, y la de griego como optativa (que al fin y al cabo es una oferta de bachillerato más, que nadie te obliga a escoger) ¿qué demonios hacemos los que estamos en la carrera?¿todos al paro?. La mayoría sí, algunos ya lo tenemos asumido desde el principio. Pero, ¿todos?. Además, ya que en los institutos sale caro tener docentes para griego y latín, se hace la trampa de coger uno de latín y que se apañe para dar también griego y cultura clásica. Ocupan su asiento durante años (me parece muy bien) pero a los nuevos no nos dejan medrar. Eso también habría que cambiarlo.
¿Por qué no se nos escucha?. Aparte de lo económico, yo opino que en Europa (con todos estos planes nuevos de educación que se están haciendo) queda muy bien fardar de los investigadores científicos que creen que crecerán como setas debilitando las letras.
El progreso está muy bien, pero en todos los campos. En la cultura de un país, también es muy importante el estudio del pasado. Es innegable. Y es un trabajo arduo de muchos años de carrera y horas de dura investigación. Que no nos lo pongan más difícil desechando futuros talentos y no dejando desarrollar los actuales por aparentar.
Y, seamos francos, los ingenieros de hoy salen directamente al paro como los de clásicas.
Una página estupenda, con otra opinión muy lúcida y completa aquí.
Alguna noticia más, La Sociedad de Estudios Clásicos critica
la ?escasa? presencia de las Humanidades clásicas en la LOE
Sobre el documento firmado al que se refiere Adrados.
Una visión irónica aquí.
16 junio, 2006
Economía micénica
La agricultura del cereal es la principal fuente de alimentación de los micénicos, sobre todo la del trigo y la cebada.
Como racionamiento de subsistencia también se entregarían higos. Esto supone un conocimiento bueno de las técnicas de roturación de la tierra, del arado por bueyes, la rotación de las hojas en que se divide el terreno etc. En Mesara, Creta, se calculan unas tierras labradas de 10000 fanegas (f. castellanas, medida de áridos equivalente a unos 55,5 litros aproximadamente según región y tipo de grano. Como medida de tierra, equivaldría a unos 6459,6 m2, también número variable según región). A sus trabajadoras se les entregaría al día 366 gr. de harina y 25 higos en Pilo.
Son importantes así mismo los grandes terrenos dedicados a los olivos, vides e higueras. En una tablilla de Cnoso se recogen grandes cantidades de vino, y otro asentamiento de mosto o /vino dulce/, pero no tenemos información sobre la viticultura micénica, probablemente por la época en que se produjo la destrucción de los palacios. Sin embargo, los olivos, aceitunas y el aceite están muy bien documentados por su gran importancia, no tanto en lo alimentario como por su uso en productos de exportación en forma de ungüentos y aceites aromáticos.
Junto a estos, también hay gran cantidad de especias, juncos, vegetales etc: trementina, juncia, cilantro, granza, azafrán, comino, sésamo, hinojo, apio, menta, poleo, berros, cártamo etc. que sirven para dar aroma al aceite durante la cocción (rosa, cipero o juncia de olor, líquen aromático, saúco) o lo hacen que espese para su uso como crema (cilantro). Para transportar estos productos se usaban unas jarras características, llamadas /de estribo/que se hacían en serie.
Otro de los asientos económicos más sobresalientes de los micénicos es la producción textil. Se observa en las tablillas una importante ganadería ovina, con carneros capados, práctica más usual cuando más que la carne se busca la lana. También estaba muy presente el lino.
Las fibras eran hiladas por hilanderas profesionales, y después se montaban en un telar vertical (tal vez de invención micénica para trabajar ambos lados de la tela) y su urdimbre pendía por pesas. En las tablillas se encuentran apuntados tanto el número de lana o lino que se entrega y la cantidad de prendas que se espera que se confeccionen con ella, con lo que podemos calcular cuánto pesaba cada prenda. Preferentemente se teñía la lana o lino antes de su hilado, y se tejían paños de color uniforme (normalmente rojo) o blanco con ribetes, puntillas o adornos cosidos a mano más tarde. También se encuentra recogida la existencia de primorosos tapices, calificados como /regios/ en las tablillas, que es más probable que fueran destinados a la exportación, como intercambio por materias primas etc.
Los micénicos también usaron pieles de corzo, cerdo y morueco ( carnero padre o que ha servido para la reproducción) para diversos productos. Se curtía como cuero, se teñía de rojo (con alumbre (sulfato doble de alúmina y potasa, sal blanca y astringente que se encuentra en varias rocas y tierras de las que se extrae por disolución y cristalización. Se emplea para aclarar aguas turbias, sustancia intermedia para fijar el tinte en tintorería y de cáustico en medicina tras su calcinamiento), que era importado y servía como decoración de armas, piezas para la caballería (sillas, riendas etc.), en la preparación de carros etc.
Parece que los micénicos usaron cinco metales: oro, plata, plomo, cobre y estaño, los dos últimos siempre como aleación. De hecho no se encuentran en las tablillas por separado. La plata aparece muy poco y sólo como decoración en las ruedas de un carro ceremonial, y en algunas tazas. El oro posee su propio ideograma y un nombre de procedencia semítica, con lo que se puede deducir que la entrada del oro en micénica podría haber sido debida a estos semitas. El cobre venía de Chipre (nombre de la misma isla). Se reconocen en las tablillas la forja del bronce, su orden en lingotes o segmentos de él.
A veces se ha pensado en un bloqueo comercial de este producto por las pocas cantidades que aparecen, pero puede ser el reparto entre varios broncistas. Con él no sólo se producirían armas, herramientas y aperos, sino también vasijas de bronce.
Los productos de lujo los fabricaban artesanos dependientes directamente del palacio que serían objeto de exportación: productos de marfil importado, vasos de piedra, trípodes de oro etc.
Como racionamiento de subsistencia también se entregarían higos. Esto supone un conocimiento bueno de las técnicas de roturación de la tierra, del arado por bueyes, la rotación de las hojas en que se divide el terreno etc. En Mesara, Creta, se calculan unas tierras labradas de 10000 fanegas (f. castellanas, medida de áridos equivalente a unos 55,5 litros aproximadamente según región y tipo de grano. Como medida de tierra, equivaldría a unos 6459,6 m2, también número variable según región). A sus trabajadoras se les entregaría al día 366 gr. de harina y 25 higos en Pilo.
Son importantes así mismo los grandes terrenos dedicados a los olivos, vides e higueras. En una tablilla de Cnoso se recogen grandes cantidades de vino, y otro asentamiento de mosto o /vino dulce/, pero no tenemos información sobre la viticultura micénica, probablemente por la época en que se produjo la destrucción de los palacios. Sin embargo, los olivos, aceitunas y el aceite están muy bien documentados por su gran importancia, no tanto en lo alimentario como por su uso en productos de exportación en forma de ungüentos y aceites aromáticos.
Junto a estos, también hay gran cantidad de especias, juncos, vegetales etc: trementina, juncia, cilantro, granza, azafrán, comino, sésamo, hinojo, apio, menta, poleo, berros, cártamo etc. que sirven para dar aroma al aceite durante la cocción (rosa, cipero o juncia de olor, líquen aromático, saúco) o lo hacen que espese para su uso como crema (cilantro). Para transportar estos productos se usaban unas jarras características, llamadas /de estribo/que se hacían en serie.
Otro de los asientos económicos más sobresalientes de los micénicos es la producción textil. Se observa en las tablillas una importante ganadería ovina, con carneros capados, práctica más usual cuando más que la carne se busca la lana. También estaba muy presente el lino.
Las fibras eran hiladas por hilanderas profesionales, y después se montaban en un telar vertical (tal vez de invención micénica para trabajar ambos lados de la tela) y su urdimbre pendía por pesas. En las tablillas se encuentran apuntados tanto el número de lana o lino que se entrega y la cantidad de prendas que se espera que se confeccionen con ella, con lo que podemos calcular cuánto pesaba cada prenda. Preferentemente se teñía la lana o lino antes de su hilado, y se tejían paños de color uniforme (normalmente rojo) o blanco con ribetes, puntillas o adornos cosidos a mano más tarde. También se encuentra recogida la existencia de primorosos tapices, calificados como /regios/ en las tablillas, que es más probable que fueran destinados a la exportación, como intercambio por materias primas etc.
Los micénicos también usaron pieles de corzo, cerdo y morueco ( carnero padre o que ha servido para la reproducción) para diversos productos. Se curtía como cuero, se teñía de rojo (con alumbre (sulfato doble de alúmina y potasa, sal blanca y astringente que se encuentra en varias rocas y tierras de las que se extrae por disolución y cristalización. Se emplea para aclarar aguas turbias, sustancia intermedia para fijar el tinte en tintorería y de cáustico en medicina tras su calcinamiento), que era importado y servía como decoración de armas, piezas para la caballería (sillas, riendas etc.), en la preparación de carros etc.
Parece que los micénicos usaron cinco metales: oro, plata, plomo, cobre y estaño, los dos últimos siempre como aleación. De hecho no se encuentran en las tablillas por separado. La plata aparece muy poco y sólo como decoración en las ruedas de un carro ceremonial, y en algunas tazas. El oro posee su propio ideograma y un nombre de procedencia semítica, con lo que se puede deducir que la entrada del oro en micénica podría haber sido debida a estos semitas. El cobre venía de Chipre (nombre de la misma isla). Se reconocen en las tablillas la forja del bronce, su orden en lingotes o segmentos de él.
A veces se ha pensado en un bloqueo comercial de este producto por las pocas cantidades que aparecen, pero puede ser el reparto entre varios broncistas. Con él no sólo se producirían armas, herramientas y aperos, sino también vasijas de bronce.
Los productos de lujo los fabricaban artesanos dependientes directamente del palacio que serían objeto de exportación: productos de marfil importado, vasos de piedra, trípodes de oro etc.
02 junio, 2006
Escritura micénica: el Lineal B
Encontramos este tipo de escritura en las tablillas de época micénica en cualquier lugar donde han sido halladas. Fue descifrado por el arquitecto Michael Ventris con ayuda del profesor Chadwick en 1952.
La mayor parte de estas tablillas proceden de Pilo y Cnoso.
Las tablillas son de barro, que en su momento se habrían dejado secar al sol para ser almacenadas como inventarios o testimonio de transacciones, pero han llegado a nosotros gracias a que los palacios sufrieron incendios por causas desconocidas. Así aparecen rotas por haberse caído de sus cestos de caña quemados y de distinto color según el grado de oxígeno que existiera en el momento de su quema.
Conservamos en Lineal B tanto silabogramas como ideogramas y logogramas.
El un estado inicial de la escritura es la ideográfica, donde cada dibujo representa algo en la realidad y más tarde se iría pasando a la escritura fonética, en que un signo o varios representan los sonidos fonéticos reales, el abecedario. A mitad de este proceso se encuentran los micénicos: tienen un sistema de escritura que nota sílabas e ideogramas. Muchos de los símbolos micénicos son iguales o esquemas de los que encontramos en el Lineal A, incluyendo un parecido sistema decimal para contar, pesar y medir. Lo malo de esta adopción del tipo de escritura reside en que no se adecua de a todos los sonidos del griego: por ejemplo, no diferencia entre las líquidas, con lo que ?ra? puede ser ?ra? o ?la?, ?ka? puede ser ?ka? o ?ga? o ?kha?, ?pa? puede ser ?pa? o ?ba? o ?fa? o ?qwa? etc, no diferencia cantidad vocálica.
Los documentos de un archivo son:
Nódulo: pella de arcilla redonda situada sobre un nudo de cuero. Se coloca en la mano izquierda, entre la raíz de los dedos anular y corazón. Les queda así forma triangular con tres caras laterales y la superior se sella probablemente con un anillo. Llegan a los almacenes de palacio formando largas cadenas que informan sobre el género con el que vienen: si es un cargamento de 16 ovejas, llega con una cadena de dieciséis nódulos unido por una cuerdita, cada uno de los cuales en sus tres caras llevan información de cada animal (a dónde van, para qué?).
Después estos datos se pasan a tablillas.
Tablillas: de barro escrito y seco, nos llegan cocidas.
Hay dos tipos:
A) de hoja de palma (palm shaped), con cierta forma de hoja, pues puede que antes que en el barro escribieran en hojas. Además la letra es redondeada, caso extraño en el barro, que tiende a ser de trazo lineal.
Su forma se consigue haciendo canutos de barro y aplastándolos sobre alguna superficie. Así, la forma del lugar que coincide con los dedos de la mano quedaría alargado y más grueso por la menos presión, sin embargo la zona que coincide con el talón de la mano es redondeado y más fino.
Por dentro están armadas de pajitas para que no se rompan fácilmente.
Encontramos muchas huellas en estas tablillas, normalmente de manos izquierdas y pequeñas. Y ya que no parece que hubiera un número mayor de zurdos ni una talla media tan pequeña, se trataría de fuerzas de trabajo formadas por niños aprendices o adultos ?retirados? que aplastan el canuto poniendo primero la mano izquierda y apretando encima con la derecha también.
B) de hoja de página (page shaped), con formas rectangulares más o menos grandes, y no llevan armazón vegetal porque son menos frágiles que las anteriores.
Ambas se escriben con estilos de hueso, metal o marfil. Conservamos de estos las partes sobrantes al fabricarlo y sus pruebas de escritura.
(las dos imágenes son de tablillas encontradas en Pilo, del s. XIII a.C.)Transcripción
La transcripción es el proceso por el que pasamos un texto escrito con silabogramas, ideogramas y logogramas a un texto más comprensible a primera vista con caracteres latinos, números, nombres de logogramas e ideogramas y marcamos además todas las características de ese texto: dónde se encontró, a qué se refiere, mano que lo escribió?
Usamos diferentes elementos para marcar estas características:
· La disposición de escritura en las tablillas se dispone mediante pautas, como nuestra cuadrícula pero con sólo líneas horizontales marcadas a la hora de escribir, aunque en las tablillas grandes se habrían podido hacer antes.
· Cada espacio entre pautas se numera a la hora de transcribir: 1, 2 etc.
· Hay un espacio superior que no se escribe llamado línea 0 o margen.
· En las tablillas pequeñas se escribía en dos líneas, lo que reflejamos en la transcripción mediante letras: a, b etc. y A, B etc. cuando la tablilla está dividida a lo largo por una sola línea, sin diferenciar pautas.
· Se utilizan siglas para denominar el yacimiento en que se ha encontrado la tablilla: PY (Pilos), MY (Micenas), CN (Cnoso), TH (Tebas)?
· Se usan prefijos de dos letras (o una si es de un cajón) para especificar la clasificación del documento: Tn (T= menaje doméstico, n= cuaderno etc.). En juegos de igual prefijo, se marca con (1), (2) etc. si algún documento tiene alguna diferencia, como la mano que los escribe.
· Se le da a cada tablilla un número de edición o inventario, 316?
· A veces las letras cambian de tamaño en un documento: se indica con una barra (/) si cambia de mayor a menor o dos barras (//) si cambia de menor a mayor tamaño.
· Aparecen ?adjuntos? o adjetivos pegados a los logogramas que los califican. Se transcriben en cursiva.
· Hay dos tipos de ediciones de la colección de estas tablillas en cada lugar en que son encontradas. La ?editio maior? está formada por una foto de cada tablilla junto con su dibujo facsímile y su transcripción. La ?editio minor? sólo consta de la transcripción. Por distintos problemas, no hay editio maior de gran parte de los yacimientos, bien porque el trabajo es ingente, bien porque continúan las tareas de búsqueda o clasificación de documentos etc.
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