Esta mañana he estado leyendo el artículo de Óscar Martínez "Micenas: cuna de guerreros. Los conquistadores de Troya" en la revista HISTORIA de National Geographic, el número 43.
Tengo que decir que, aparte del artículo (del que hablaré algo más abajo), me han encantado tres de las ilustraciones. La primera, la foto de Micenas tomada desde el aire, porque se puede ver perfectamente la altura que tiene la colina. La segunda, el dibujo casi a dos páginas de lo que podría haber sido en su día Micenas. Me parece estupenda. Había visto planos y alguna reconstrucción del estilo, pero sólo de edificios concretos. Y la tercera, la foto desde lo alto de la Puerta de los Leones, de noche e iluminada.
No es el primer artículo que aparece en esta revista sobre los micénicos, pero este me ha suscitado una pequeña reflexión.
El artículo habla y explica perfectamente el carácter guerrero de los micénicos. Y con las fotos al lado de las murallas de
El carácter rudo por la forma de vida que llevaban. A juzgar por los alimentos que aparecen en las tablillas, comían a base de olivas, higos, cereales y poco más. El vino, la carne, la miel y productos marinos y de caza serían casi exclusivos del wánax, su séquito, los invitados a palacio y quizá algún día de fiesta.
La vida cotidiana de artesanos, labradores, albañiles y gente de la calle ya podemos imaginar lo dura que pudo llegar a ser en aquella época, como hasta hace relativamente poco en muchos pueblos que no nos quedan tan lejos. En el mío aún hoy la gente fertiliza la tierra de sus huertas con la ceniza de la cocina de leña de sus casas o recuerdan el remedio de quemar cuerno de cabra para ahuyentar culebras.
El carácter empecinado me recuerda al de Alejandro en el asedio a
La fortificación de Micenas, ejemplo conocido ya por los antiguos como unas “murallas ciclópeas”, son muestra del empeño de una gente tan dura, guerrera y obstinada. Esas murallas ciclópeas son las del segundo momento de la construcción de la primera fortificación, cuyos sillares tallados pesan una media de dos toneladas y están cortados con una sierra pendular manejada por dos individuos. Las murallas vienen a tener una estructura de dos paredes cuyo pasillo central relleno de cascotes, y se piensa que pudieron llegar a tener
Los Micénicos prosperaron, como prosperó Alejandro y como prosperó Roma, no sólo por ese carácter belicoso, si no porque eran gente dura e inteligente que quería prosperar.
Los ejércitos suelen estar muy jerarquizados y organizados, y el Micénico (aunque probablemente el grueso del ejército lo formaba gente no especializada del pueblo) tenemos constancia de que lo estaba. Las ciudades amuralladas no son casualidad (aunque alguna carezca de murallas) ni tampoco por ejemplo la entrada en forma de embudo de
Mi pequeña reflexión es que no debemos separar este carácter curtido y trabajador del guerrero. Eran, sin duda, más que guerreros.